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Enamorada de la pintura a la tiza

Un cuarto para invitados


El precioso después


Antes (el cabecero estaba en otra habitación. Con el cambio, también viajaron los cabezales que habían)


Al tratarse de una segunda residencia optamos por intentar sacar el máximo partido a todo el mobiliario que habían dejado los anteriores dueños. Movimos muebles por toda la casa y pinté todo lo que pillé. Algunos me quedaron mejor que otros, pero lo cierto es que los diferentes ambientes creo que han quedado bastante "acopladitos" y acogedores. Os he puesto las fotos del antes y el después para que juzguéis vosotros mismos.


Siempre me ha gustado el estilo como vintage, muy suave…y al tratarse de una "casita" en el campo no quería que perdiera el toque rústico. Quería algo "resultón", práctico que no exigiera mucho mantenimiento.


Tenía en mente lo que quería, pero la verdad es que no sabía exactamente como llevarlo a la práctica porque, aunque había sido siempre mañosa, no había tenido ningún contacto con el mundo “mueble” y me daba un poco de respeto. En este caso me quedaba la tranquilidad de que peor no podía quedar y siempre estaríamos a tiempo, cuando fuera posible, de comprar algún mueble sustituto.


Fuimos a Leroy Merlin, y me fui directo a la Sección Pintura y aunque pregunté, nada más llegar “lo vi”. Lo que a mí me gustaba se llamaba “Pintura a la tiza” y me di cuenta en ese momento que en este tipo de pintura había encontrado la horma de mi zapato (fue un flechazo). La dependiente fue muy amable y me lo explicó todo muy bien explicado, y resultó que era tan fácil como pintar…no había que decapar y el número de capas lo iba a determinar el tipo de resultado que yo quisiera obtener. Me dijo que con una capa sería suficiente (pintando siempre en el sentido de la beta), lijar (lo que yo quisiera, con un "taquito" del tamaño de una pastilla de jabón) y luego un barniz especial para este tipo de pinturas.


Una de las peculiaridades que más me gustó fue que se iba con agua (¡magia!) y lo único sí, que me llevara un poco de aguarrás para limpiar los pinceles. Os digo esto porque soy muy honesta, pero también os digo que sería conveniente que os pusierais ropa “viejita” si tenéis pensado utilizar esta pintura, porque no sé si porque yo soy muy albóndiga de pintora (seguro), o la pintura muy traicionera, pero lo cierto es que me he cargado varias mallas y alguna zapatilla. (just in case).


Empecé por el cabecero, que pintaba mal por lo que “de ahí para arriba” por muy mal que me quedara. Le di más de una capa porque es una textura un poco pastosa y al no controlar bien, no conseguía igualar la superficie. Luego limé como si no hubiera mañana, tanto y tan fuerte, que hasta mi pelo se quedó como una lija, porque al ser la primera vez y no pintar correctamente, se me había quedado algún pegote. En su momento, la verdad es que no me quedé muy satisfecha, pero decidí seguir porque si no se iba a quedar “coja” la habitación. Y cosa muy diferente es que no quede “tan” bonito, y otra bien distinta, y si muy grave, es que no hicieran juego (me negaba).


Seguí por las mesitas de noche. Mi madre me hizo las cortinas, mi padre pintó la habitación de blanco.

(yo continué con otros muebles, porque como ya os he dicho, he pintado todo lo que he pillado. Ya os los enseñaré)


Y ya me enfrenté a lo difícil; el pedazo de armario y la cómoda. El armario fue complicado porque es muy grande y no lo podía sacar de la habitación para lijar, así que, aunque lijé no pude hacerlo a lo Rambo, con lo que no conseguí el mismo efecto que con el cabecero y las mesitas. Además, la segunda tanda de pintura parecía más espesa y tenía que ir como una moto y con mucho cuidado porque cualquier fallo era una pesadilla.


La cómoda era super-sencilla y mustia, pero, aunque los cajones son de los que se pueden abrir, por la "rendijita" que tienen debajo, quise poner unos tiradores porque quedaba muy “feita”. Fue verlos en la página web de Leroy Merlin y me enamoré. Le dí muchas vueltas, pero tenían que ser esos, y fue la guinda del pastel.


Los cojines los hice yo.


El nórdico es de Primark (antes tenían ropa de cama muy bonita y bien de precio) y los cuadros de Ikea.


Espero que os guste el resultado. Yo estoy muy contenta porque queda todo super acogedor y luminoso.


B.B.


P.D.: Como imagino que os habréis quedado con la curiosidad y por desgracia no me hice una foto en su momento, os pongo una foto de como fue el asunto (mi pelo después de lijar el cabecero) para que os hagáis una idea (parecido, en serio).





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