Un cuarto de niño
- lobonitodelobasico
- 1 jun 2020
- 3 Min. de lectura

Como estaba antes (los cabeceros que estaban abajo y la habitación como la encontramos en realidad):
Siguiendo con los muebles viajeros y atendiendo a la disposición y tamaño de esta habitación, pensé que, efectivamente, aquí encajaban dos camas. Estos cabeceros estaban en el piso de abajo, y decidimos subirlos porque los que estaban originalmente, tenían carcoma y no me sentía muy segura de poderlos “revivir”.
Cuando fuimos a Leroy Merlin (SI, a por la pintura a la tiza), me enamoré del color Azul Fumé (siempre me paro a pensar en los criterios que se utilizan para ponerle nombre a los colores y aun me cuesta de entender). Este color ha tenido mucho valor para mí, ya que ha estado presente en momentos importantes de mi vida.
(Abro inciso)
Además de ser el último color que tuvo mi habitación en casa de mis padres (habitación que adoraba, por cierto), fue el color de mi precioso traje de Fallera Mayor. Ahora hay una gama inmensa de colores, pero en mi año, en el 2001, no era aún tan extensa, y al verlo, sencillamente me enamoré. Tuve la oportunidad de ir a la fábrica de Vives & Marí a elegir TODO; desde el dibujo, el color de la tela, de las flores…fue un momento mágico. Íbamos a por un Brocatel dorado y verde, y salimos con el modelo San Joaquín en color Azul París (hasta el nombre del color era de Reina). Quedó precioso y el traje llamó mucho la atención. Lo recuerdo y aun me emociono❤
(fin del inciso)
Contextualizo, para que podáis entendáis el poder de este color para mí. Eso fue lo primero que elegí y siendo honesta, he de deciros que me limitó demasiado, pero creo que la elección mereció la pena, porque, efectivamente, los cabeceros han sido protagonistas de este cuarto y han quedado super finos.
La mesita es de Ikea, de la serie Hemmes. Es mi línea favorita. Son clásicos revisitados (para pobres) que dirían los pedantes, pero es que le van con todo.
Di vueltas, no, lo siguiente, para elegir el cubre. Me di cuenta que, aunque veía nórdicos preciosos, la colcha tenía que ser un color neutro y claro, y que debería de ir siempre encima del nórdico, porque si no iba a ser un batiburrillo de colores (¡oh my God! Nooooo). En un principio, había escogido la colcha en gris, pero quedaba demasiado soso todo, y estuve esperando (lo que no está en los escritos) para esta en concreto, porque no había manera de encontrar dos, en este color. A pesar de ser blanca, tenía el relieve de las estrellas, y hacía un poquito más al fijarse con detalle.
Finalmente, el resto del cuarto de M. fue de Mini-Home de El Corte Inglés (como el cubre). Tienen cosas preciosas, muy de niñ@s y a muy buen precio. La opción de todos los cojines, con la alfombra a juego y los tonos de colcha y cabezales me pareció bastante ajustada. La lámpara es que me encantó y quería darle un toque más “gamberrillo” al cuarto.
El estor es de Leroy Merlin. Al haberme metido en el berenjenal del Azul Fumé y los “castillos y dragones” cada vez me iba limitando más. Yo, que soy muy bicolor de toda la vida (tres me parecen ya multitud), estaba ya empezando a fibrilar porque me imaginaba ahí, la ventana a pelo. Hice varios kilómetros entre solo dos pasillos de Leroy, metí la cabeza entre todos los estores que había (me convalidarían primero de buceo seguro), hasta que encontré este modelo. Acertamos con la medida de casualidad porque, aunque en principio nos pareció un poco grande, no había más tamaños, pero la combinación de colores es que era perfecta; no había otra opción. El resto de modelos, o tenía estampados demasiado fuertes o eran claras, pero muy transparentes.
El tema del espacio fue un capricho de abuelos. M. es un tío muy curioso que le encanta aprender y últimamente está obsesionado con el espacio, los planetas y todo lo relacionado (se puede pasar el rato viendo a los astronautas de la estación espacial internacional, que emiten en directo y tan contento el tío). Cuando me dijeron que se lo iban a comprar me pareció bien, lo único es que casi me da un soponcio cuando lo pusieron y vi que ocupaba toda una pared. Lo cierto es que por el día puede no decir mucho, pero por la noche queda genial porque se ilumina; da la sensación real de estar en el espacio. Así que queda chulo, y además, si se despierta, tiene cierta luz.
Espero que os haya gustado la historia del cuarto. Como podéis ver, todo tiene su aquel, y detrás de cada pieza siempre intento que haya una historia.
¿Qué os ha aparecido?
¡Espero que os haya gustado!
B.B.
Chulísima la habitación Isa, me encanta!
Qué bonita te ha quedado! Súper fan yo también de las colchas blancas, no sé qué tienen... Un beso.