Como la vida misma
- lobonitodelobasico
- 12 jul 2020
- 4 Min. de lectura

Quizás no lo sabéis, pero en esto de las redes sociales soy una novatilla. Lo máximo que había tenido hasta la fecha es Facebook y pare usted de contar. Cuando me decidí a poner en marcha este blog, me planteé la opción de abrir una cuenta de Instagram, porque sí, yo quería escribir, pero también me gustaba la idea de que alguien lo pudiese leer.
Durante mucho tiempo había sido escéptica, porque la imagen que se transmitía de esta red social no me acababa de convencer, la idea de “vender” un instante que, curiosamente, siempre era de felicidad, me parecía irreal. Creo que ser joven hoy en día no es nada fácil, y pienso que las redes sociales imponen estándares sobre lo que debemos esperar de la vida demasiado altos. A consecuencia de esto puede aparecer frustración por no tener la vida perfecta, desilusión y descontento sobre lo que sí que se tiene y efectivamente se puede disfrutar, pero no se valora porque no nos parece suficiente.
Creo que los adultos tenemos la responsabilidad de transmitir a nuestros jóvenes que la vida son picos y valles, que hay momentos de risa, pero también de lloros, y que si, puedes tener muchos sueños y metas, pero que hay que esforzarse muy duro por intentar conseguirlos y, aun así, un trabajo duro y continuado no garantiza el éxito, y que el fracaso, no tiene carácter negativo, sino que debemos de aprender a verlo como una oportunidad de crecimiento; de volver a empezar. Como dice el método de Kintsugi, “si te caes siete veces, levántate ocho”.
Al final me animé, porque no puedo dejar de admitir que la tecnología avanza rauda y veloz, y no puedo/ni quiero quedarme atrás. La única condición que me puse, que quienes leéis este blog ya lo sabréis, es que iba a hablar desde MI VERDAD, la que fuera.
Hoy, por ejemplo, he colgado una foto de mi terraza terminada, y han salido las zapatillas de correr de mi marido. Mi madre, mi hermano (mis súper seguidores) me han dicho… “I. te has dado cuenta que salen las zapatillas?”. Yo les he contestado que sí; y es que mi marido corre y las saca a ventilar. Ayer las guardé, pero es que hoy ha vuelto a salir y no me he dado cuenta. Intento tener siempre mi casa limpia y ordenada, voy con la lejía como si fuera Clint Eastwood, pero tengo dos hijos pequeños, por lo que somos cuatro en casa, y ya más no puedo hacer. ¿Es la foto perfecta? Quizás no ¿Es una foto realista? SI.

Así que me lancé a la aventura con esa premisa.
No tengo muchos seguidores, pero no me importa. Quien quiera ver una vida perfecta, hace bien en no seguirme; yo no la tengo. Quien quiera reírse un rato, pues haría bien en hacerlo, porque me suelo reír de la vida y de mi misma, con bastante frecuencia.
Leyendo una publicación de una persona a la que sigo en la que hablaban sobre las posibles colaboraciones en Instagram, me he puesto a pensar. Ojalá algún día alguna marca me considerara la persona adecuada para ser prescriptora de su producto, pero a día de hoy, obviamente, no es el caso, y todas las menciones que hago son basadas en la experiencia, en el reconocimiento y/o en la admiración.
¿Cómorrrrr diréis???
Tranquis, que yo os explico.
Quién me conoce personalmente sabe que yo soy de las personas que me gusta poner en valor y reconocer las cosas bien hechas, según mi punto de vista. No sé si hemos llegado a hablar de este tema con anterioridad, en caso afirmativo, ruego que me perdonéis si me repito, pero me reafirmo. Empleamos mucho tiempo en mencionar, citar, increpar la falta, pero nos cuesta mucho reconocer el mérito, el esfuerzo. A mí me encanta, creo que es de justicia y alegra corazones. Que te pasen la manita por la espalda por un trabajo bien hecho vale trillones. Puedo tener muchos defectos, pero no soy una persona celosa, y no se me caen los anillos por decir que algo me gusta o está bien hecho. No me quita valor frente al otro, más bien al contrario. Y no confundiros, con esto no estoy diciendo dorar la píldora, y hacer la pelota, porque no somos tontos, y creo que somos capaces de ver la verdad o la mentira en estos momentos.
Por otra parte, estoy llamando firme y fuerte a la puerta del emprendimiento.
Durante mucho tiempo me he dicho cosas a mí misma que me he creído y me han limitado, pero desde que he dejado volar mi creatividad, día a día va queriendo ocupar más espacio en mí, y no para de decirme que puedo hacerlo. Siento miedo y respeto, pero creo que debo intentarlo. De ahí mi admiración, de ahí mi mayor respeto y reconocimiento a las personas que lo intentan. Sé por el proceso que habrán pasado y entiendo los sacrificios que habrán tenido que hacer. Y si de alguna manera puedo ayudar, dándoles voz desde mi pequeño espacio, lo haré y lo seguiré haciendo de manera desinteresada como lo he hecho hasta ahora.
Así que eso, que quería confirmaros que todo es verdad, que de las personas que hablo es porque las admiro, de los productos o marcas que os menciono, es porque los he probado y he quedado satisfecha con el resultado, y que cualquier pequeño empujón que pueda dar a gente emprendedora y valiente es poco.
Ahí van mis reflexiones de domingo.
Lo que veis por aquí, soy yo, que soy como la vida misma.
Besitos
B.B
"Cómo la vida misma" me parece tan acertado cómo planteamiento, cómo el concepto de "lo bonito de lo básico"... El reenfoque de las zapatillas en la foto está muy bien tirado... 😘