El peligro de "yo me lo merezco"

Últimamente siento que hay una corriente predominante que predica el ponerse uno mismo por delante de todo y de los demás, enmascarado tras un “beneficio” psicológico en pro de nuestra salud mental.

Hay una línea fina entre el mirar por uno mismo y ser egoísta, entre poner límites y no pensar en los

demás...

Es cierto que hay personas tóxicas, personas que “abusan” de otros o “ladrones” de energía, personas que debemos mantener lejos. Es importante aprender a poner límites y decir “no”. Hay que cuidarse como cuidaríamos de nuestras personas más queridas, etc.

A todo esto un rotundo SI.

Pero en nombre de nuestro cuidado, parece que encontramos un paraguas en el que justificar cualquier

conducta egoísta. A veces olvidamos que somos personas sociales, que vivimos en grupos y que son estos grupos, y sus miembros, los que nos ayudan en nuestro día a día y nos dan el apoyo y cobertura que necesitamos en momentos de emergencia, críticos para nuestro desarrollo, sustento o incluso descanso, por lo que no podemos vivir nuestra vida sin pensar en como este hecho tiene un impacto directo sobre un tercero. Si el que yo haga algo requiere de la ayuda, colaboración, asistencia de otra persona, necesitaré contar con ella, respetando también sus necesidades y tiempos, no dando por sentado que será la otra persona la que se ajustará plenamente a mis necesidades, sin condiciones. Si otra persona me ayuda, no le daré las gracias, pero seré agradecida con mis palabras pero sobre todo con mis acciones cada día, me sentiré bendecida y celebraré contar con su ayuda e intentaré corresponder en la medida de lo posible.

Siempre intento ponerme en el lugar de la otra persona; saber que le ha hecho comportarse de determinada manera en cierto momento, pero cuando lo puntual se convierte en modo de proceder habitual, me fastidia. Hay conductas con las que soy laxa e incluso comprensiva, pero con el egoísmo y con la falta de generosidad, no solo de dinero, me refiero a tiempo y atención, directamente BROTO. Hay cosas que me parecen injustificables.

Bajo esta conducta que considero egoísta está, en la mayoría de las ocasiones, la “auto justificación” de “yo me lo merezco”, la sensación de estar viviendo una situación injusta, como si la vida nos “debiera algo”, sin pararnos a pensar en qué medida estamos viviendo determinada situación fruto de las decisiones que hemos tomado, y como consecuencia de esta falta de análisis y conciencia, somos

incapaces de reflexionar sobre las posibles relaciones “causa-efecto” entre “decisiones-acciones” y no

paramos de repetir dinámicas, en forma de círculo vicioso, que nos empujan a vivir situaciones similares sin ser conscientes de estas semejanzas, que la vida caprichosa, se empeña en hacernos afrontar, en plan “día de la marmota”. Buen ejemplo de película, por cierto, que no deja de hablar básicamente de lo mismo sobre lo que intento reflexionar.

A esta gente que vive bajo la permanente sensación de injusticia, que no agradece aquello que si tiene, le invitaría a pensar en toda la gente que está viviendo en situaciones extremas de guerra, abuso, etc., en los pobres niños que tienen que afrontar vidas desgraciadas fruto de decisiones de adultos...¿es que ellos si lo merecen?

Aprendamos a conciliar el “auto cuidado” con el altruismo y el ser cuidado y cuidar, porque una persona que vive solo bajo la premisa de satisfacer sus propias necesidades está destinada a vivir una vida egoísta, de constante sentimiento de insatisfacción, sin entender el verdadero valor y significado de vivir y amar.

Un abrazo,

B.B.