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El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra


En casa siempre hemos dicho que, en general, hay más gente buena que mala, pero que esta última, por desgracia, se notaba más, porque armaba mucho follón. En situaciones complicadas, donde se nos pone a prueba, a nosotros o a los demás, creo que nuestro primer instinto siempre es ayudar, colaborar…es hacer todo lo posible para ayudar a alguien que se encuentra en una situación peligrosa o comprometida.


He de deciros que alguna de las cosas que pensé que habíamos extraído como positiva de la experiencia tan dura que, como personas y sociedad, vivimos con la primera ola del COVID, fue la solidaridad, la empatía, apoyar y valorar el trabajo y dedicación de quien nos salva, o sencillamente de quién nos hace la vida más fácil... El apoyo entre vecinos, familia, personal sanitario…sentí orgullo y emoción y, aunque fue como consecuencia de unos hechos demasiado duros, me reconfortó el “parón” que nos habíamos visto obligados a hacer, para volver a valorar y disfrutar de cada pequeño momento de nuestro día a día.


Pero tristemente, me equivoqué.


No puedo creer que después de todo lo vivido (muertes, pérdidas materiales y económicas, etc.) y tanto sacrificio, casi un año después, nos encontremos no solo en la misma situación que en marzo de 2020, sino peor. Sencillamente es qué no lo entiendo.


A veces pienso que aún nos pasa poco.


Creo que todos estamos de acuerdo en qué el estamento político en general (como todo, hay excepciones seguro) no ha estado a la altura de las circunstancias, que han realizado una pésima gestión de toda esta situación y que han primado intereses particulares sobre los generales.


Pero, partiendo de esta premisa, creo que algunas personas han tenido una actitud totalmente irresponsable, poniendo en peligro la salud de muchos que, siendo conscientes de la envergadura de la situación, estamos intentando hacerlo lo mejor posible.


Para muestra un botón:



O sea:


“Hay que intentar no reunirse más de seis personas”

Fiestas ilegales, celebraciones sin fin, aglomeraciones en centros comerciales, etc.


“Por favor, en Madrid va a venir LA Nevada”

Todos apelotonados en la Sierra.


“Por favor, intentar no salir de casa”

Todos apelotonados, esta vez, en la Puerta del Sol.


Urgencias colapsadas por COVID y ahora también por traumatología.


No hay camas, no hay sangre…


Y es que parece que la gente hace lo que le da la gana…y me pregunto yo…esta gente realmente:


¿piensa en que a los hijos de los demás también les haría ilusión llevar la carta a los Reyes?


¿piensa qué los hijos de los demás no quieren ver la nieve?


¿piensa en qué las consecuencias de su irresponsabilidad suponen poner en riesgo la vida de los demás? Bomberos, UME, personal sanitario…


¿y piensan en cómo puede afectar a las personas que dicen querer?


De verdad, es que luego nos quejamos, que si nos tratan como niños, que si la economía, etc. ¿pero es qué no nos da vergüenza?


A mí sí y mucha. No puedo creer que nos tengan “que obligar” a hacer algo porque no somos capaces de hacerlo por nosotros mismos, porque es evidente que no llegamos a entender a lo que nos estamos enfrentando.


Y no nos engañemos, los jóvenes tienen un concepto de la vida diferente, y quizás algunos tienen actitudes inapropiadas, pero hay mucho adulto inconsciente también. El otro día paseando con mi madre por la calle, presenciamos una desagradable discusión entre un señor, que debía ser un trabajador de un Bar, no solo sin mascarilla, sino fumando con descaro en la puerta del local, y una señora que pasaba por ahí, que le debió de increpar su actitud y si hubierais visto la actitud chulesca de este mentecato y el disgusto de la señora...no lo hubierais creído. Creo que todos los que presenciamos este momento tan desagradable sentimos impotencia. Fue bastante representativo de la situación que estamos viviendo por desgracia.


El cerco del contagio se estrecha cada vez más, y no puedo negaros que estoy sintiendo pena y miedo al pensar que es cuestión de tiempo que se contagie alguna de las personas de mi familia (amigos que están siendo respetuosos, ya han enfermado)… creo que todos hemos tenido a alguien cercano ya confinado por un contacto estrecho…


Es evidente que el riesgo 0 no existe, que hay que encontrar el equilibrio entre seguir viviendo siendo prudentes, pero vivir, pero de verdad que tengo una sensación de desesperanza brutal al ser consciente que este virus ha venido para quedarse y se va a llevar a mucha gente inocente por en medio.


Me pregunto que si las personas con responsabilidad política son conscientes que están presionando y quemando a los que queremos respetar las normas porque los que no lo hacen, siguen sin hacerlo.


Hoy os mando también un abrazo, pero lleno de tristeza.


B.B.

2 komentarze


Por desgracia es así ,yo veo todos los días a gente que pasa olímpicamente de ponerse gel hidroalcoholico al entrar y salir del metro y he observado que solo lo hacen las personas que van detrás de mi porque me ven acercarme a ponerme en las manos.Y me da mucha rabia pensar que si todos pensáramos en los demás no estaríamos como estamos

Polub

Si. Miedo, tristeza, desesperanza, rabia, impotencia... No nos queda otra que esperar y cuidarnos, esto pasará, seguro que si...

Polub
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