El sentido

Vengo de una familia de mujeres valientes y poderosas, que cada día han intentado dar la mejor versión de sí mismas, que viven por y para su familia, siempre con garra y coraje.

Entre otras virtudes, además de “decir la verdad porque te quiero”, han sido super-muy-mega-totalmente habilidosas. Como dice mi tía, me crié en un entorno de lo más creativo, siendo biznieta, nieta, sobrina e hija de modistas, rodeada de telas, colores e hilos.

¿Qué me ha pasado a mí entonces? Qué además de su creatividad y habilidad, he heredado el gusto por todo el trabajo artesanal, lo que me ha hecho valorar cada pieza que ha caído en mis manos, como única e irrepetible. He visto el trabajo, el sudor y esfuerzo que ha habido detrás de cada punto, cada cremallera, cada botón.

Desde bien pequeña he estado con aguja en mano, bien de coser, de tejer, ganchillo, punto de cruz… y siempre he disfrutado con estas tareas, y he sentido emoción por cada nuevo proyecto que comenzaba.

Digamos que siempre he sido un poco rara entre iguales porque era una afición poco común. (mi Bro lo dejaría en “rarita” a secas).

En su momento, me hubiera gustado hacer de esta afición mi profesión, pero la experiencia en casa de la artesanía como medio de vida, y el sufrimiento de mi madre por esta razón, hizo que me decantara por una profesión “seria”. La profesión de “verdad” y/o “seria” quizás luego no lo resultó tanto, y aunque ser Psicóloga forma parte de quién soy, no puedo negar que el ejercicio de su profesión en el ámbito de la empresa me ha desengañado un poco, añadido esto a la necesidad de conciliar vida profesional y personal, han hecho que me olvide no solo de mi misma, sino de lo otro que también me hace sentir yo, y me hace sentir realmente bien.

Esto es un pequeño homenaje a las mujeres de mi vida.

A las que estuvieron, a las que están y a las que estarán (que por la pinta que tiene, serán para echar a correr).

A pesar de todo y todos, nunca nadie ni nada podrá quitarnos aquello que somos💕

B.B.