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Ir al psicólogo, ¿y por qué no?




Este confinamiento además de inesperado, ha sido duro. La dureza habrá ido por barrios, por desgracia, pero incluso para los que hemos tenido la suerte de no enfermar o no tener ningún enfermo, o fallecido cerca, ni hemos tenido problemas económicos, han sido unos días difíciles. La vida como la conocíamos hasta ahora ha cambiado y también la forma de relacionarnos con nuestro entorno. Quizás en otros países, con culturas diferentes, esto no haya afectado tanto, pero a nosotros, que somos mediterráneos y entendemos la vida en la calle, con amigos, familia, que tocamos, abrazamos y besamos, pues nos ha impactado, y bastante, creo.


Una vez parece que la incidencia de este virus de mierda está siendo controlada, o por lo menos parece que no afecta tanto a la población, se está empezando a hablar o a estudiar el posible impacto psicológico que ha podido tener, o tendrá, en todos nosotros este período de aislamiento, (intento de) tele trabajo, niños sin cole, soledad, etc…que si síndrome de la Cabaña, que si estrés post-traumático… yo todo lo veo factible.


Y es el momento de hacer un llamamiento a cuidar de nuestra salud, no solo a nivel físico, sino también a nivel psicológico.


Cuando no se está bien psicológicamente hablando, normalmente es algo de lo que no se está orgulloso y de lo que se habla poco, porque seamos honestos, todos tenemos claro la importancia de salud, en términos físicos, pero nos cuesta hablar, o a veces no le damos la importancia que tiene, al aspecto psicológico. Si estás enfermo del corazón, te tomas la medicación que el cardiólogo te receta y sigues los controles establecidos, si te rompes la pierna, vas al traumatólogo y aceptas que te la escayole, si tienes colesterol te tomas la atorvastatina pero… ¿y si sientes miedo por la nueva normalidad? ¿y si sientes ansiedad ante los nuevos cambios? ¿y si no te encuentras bien y no sabes por qué? ¿y si tienes problemas de autoestima? ¿y si has sufrido una pérdida? ¿y si tienes problemas en casa? …son problemas lo suficientemente importantes para solicitar ayuda, pero normalmente se da por sentado que todos disponemos de los recursos y herramientas personales necesarios y pertinentes para hacer frente a cualquier situación que puede llegar a suponer un riesgo para nuestra salud mental (potencialmente, en caso de no gestionarse adecuadamente). Y aún peor, a veces no solo no pedimos ayuda, es que tampoco lo hablamos con nadie, porque asociamos que tener problemas de este tipo es la excepción, que nadie nos va entender y que nos van a juzgar.


Tristemente, problemas a nivel psicológico todos hemos sufrido, en mayor o menor medida, a lo largo de nuestra vida (seguro). Puede que hayamos tenido el soporte emocional necesario para sobrellevar un mal momento, que hayamos estado fuertes suficientemente para solucionarlo por nosotros mismos, o simplemente y por desgracia, más frecuente de lo deseado, es que lo hayamos sufrido en silencio y afrontado como buenamente hayamos podido.


Por tanto, no hay que avergonzarse por sentir que no atravesamos por nuestro mejor momento personal, ni por hablar de ello, ni por reconocerlo. Además, deberíamos ser cautos, y cuando no viéramos bien a alguien, o intuyéramos que quiere, necesita hablar o solicitarnos ayuda, no deberíamos estigmatizarle ni juzgarle por lo que nos pueda contar. Deberíamos escucharle y recomendarle la visita a un especialista porque, aunque tengamos toda la voluntad del mundo, a veces no somos la ayuda que una persona puede necesitar. La nuestra, seguro, será bienvenida y necesaria, pero quizás será conveniente ayuda extra y profesional.


Cuerpo y mente son uno, y normalmente el primero, suele ser caja de resonancia de la segunda. Por ejemplo, no es casualidad que estemos estresados y nos duelan las cervicales, la cabeza, la barriga, etc.


Cuando nos tienen que operar de apendicitis, tienen que quitarnos una muela, etc. ¿verdad que vemos claro que no nos podemos intervenir a nosotros mismos, y que es evidente que, si no atendemos a esos primeros avisos o síntomas, nuestra salud puede empeorar gravemente?


Y esto, ¿por qué no lo vemos igual de claro para nuestro bienestar emocional? No podemos obviar que los profesionales de la psicología no tenemos buena fama, pero realmente no entiendo el motivo. Es verdad que hay gente poco profesional, “vendehumos”, etc. pero como en todos los gremios y profesiones, y no por eso, deben pagar justos por pecadores. Y si, por otra parte, también es verdad que es necesaria la ayuda del médico de cabecera o del psiquiatra a veces, porque hay ciertos desequilibrios emocionales, que tienen una causa o manifestación física que hay que tratar en primera instancia para poder salir a flote…Pero no nos debemos engañar, la medicina ayuda, claro, pero la solución en sí misma, no pasa solo por la medicación. Es como el famoso “dar los peces sin enseñar a pescar”. En un primer momento, cuando estás muy hambriento debes comer para poder cubrir la necesidad básica de alimentación, pero después tendrás que empezar a poder mantenerte por ti mismo.


El psicólogo te puede ayudar a encontrar tus propias herramientas para superar la situación que estás atravesando y te está haciendo sufrir, y podrás con suerte, adaptarlas como propias para poder acceder a ellas en el futuro en caso que puedas necesitarlo.


Seamos responsables con nosotros mismos, y con las personas que queremos, y cuando detectemos que algo creemos que no va bien, busquemos el profesional que necesitemos en cada momento, para velar por nuestra salud, en cualquiera de sus aspectos.


Un abrazo!


B.B.



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