top of page

La normalidad




Hasta que llegó esta mierda de virus yo tenía otro concepto de normalidad. De hecho, siempre me había preocupado ser “normal” …me preocupaba un montón el pensar que algo que me pasara o pensara podía no ser común al resto de la humanidad.


Os preguntaréis por qué... Pues lo siento, pero yo también…me hago esa pregunta y todavía, después de muuuuuchooos años, no he encontrado ninguna respuesta que me convenza. Lo estoy escribiendo y me está dando entre risa y vergüenza por poder parecer demasiado “pava” que diría mi Bro, pero yo os propuse hablar de mi verdad, y sería engañarme a mí misma no escribirlo tal cual.


Supongo que será el deseo de ser aceptada, el miedo a recibir críticas, ser señalada, mi nivel de exigencia…no sé…es que de verdad que lo estoy leyendo y me está pareciendo una estupidez…en fin…mi familia me ha hecho reflexionar mucho sobre esto, pero si soy sincera, la verdad es que siempre me han afectado mucho las críticas...curiosamente todas las he analizado y he intentado valorar la verdad o mentira que había detrás de cada una de ellas, para intentar hacer las cosas mejor. Cierto es que, de todas las experiencias que he vivido, he intentado sacar algo positivo, bien dirigiéndome mejor a mi objetivo, bien convenciéndome de que estaba haciendo lo que yo consideraba que era lo correcto. Pero, resumiendo, el saberme o imaginarme juzgada como fuera de la norma ha absorbido gran parte de mis preocupaciones.


Hoy sé que ha sido tiempo perdido (obvio)


Vivencias, momentos, lecturas como las del otro día, me confirman que este sufrimiento ha sido en vano, pero bueno… esa parte de mí, me ha llevado a ser la persona que soy hoy y quiero verlo como un proceso de aprendizaje.


Los años y la experiencia me han ayudado a aceptar mi singularidad. Porque si, en algunos aspectos, estoy fuera de la norma, pero también en sentido positivo y durante mucho tiempo me he “obligado” a mí misma a hacerme pequeña para no “sobresalir”. Podéis imaginaros el esfuerzo que esto ha supuesto.


¿Significa que soy mejor? No, pero para mí ha sido difícil aceptarme entera y no a “cachos”, y así como he dedicado parte de mi tiempo y energía, a trabajar y mejorar aspectos que no me convencían, debía también empezar a centrarme en desarrollar y mimar aquello que (al fin) he entendido que eran mis fortalezas. Ha sido liberador reconciliarme con mi yo “en paquete”.


No sé si habéis visto la película Turbo, pero durante este confinamiento yo tuve la oportunidad de hacerlo. Intento ver los dibujos con mis hijos, porque quiero saber que ven, y aprovecho de vez en cuando para ponerles una “cuñita didáctica” que me viene al pelo por algo interesante que surge, o simplemente por oírles reír, que no hay nada más bonito en este mundo. Esta película habla de un caracol que sueña con correr y ganar las 24 horas de Le Mans. Nos os voy a destripar la película (está graciosa y se ve fácil) pero si os diré que hay un momento en qué un amiguete de Turbo le dice algo que le sirve de revulsivo en una situación crítica, y que viene siendo algo así como “¿tú eres un coche o un caracol?” a lo que Turbo le contesta que es un caracol como no entendiendo la pregunta, y su amigo le responde: “pues si eres un caracol, ¿por qué conduces como coche?“


Pues eso, he intentado ser durante mucho tiempo coche, cuando en realidad era caracol.


Todo esto para deciros que durante este proceso en el que intentamos volver a nuestra vida anterior, ha cambiado mi concepto de normalidad.


Para mi ahora la normalidad sería no sentir miedo… al salir a la calle, a que nadie de mi familia enfermase…


Poder llevar a mis hijos al parque y poder reunirme con las personas que quiero sin guantes, ni mascarillas, ni tener que llevar el metro para mantener la distancia de seguridad pertinente…


Añoro poder ir paseando por la calle tan tranquila como siempre me ha gustado, disfrutando de cada paso dado…


A veces me siento mal porque me descubro pensando en maquillarme y ponerme guapa…quitarme las mallas y las zapatillas de deporte y poder ser un poco frívola, y preocuparme de cosas tontas, como intentar conjuntarme el bolso con los zapatos.


En fin, espero que la nueva normalidad llegue pronto para todos, y que podamos aprender de todo el proceso tan duro que hemos vivido, bien para intentar evitar repetir los mismos errores, bien para poner en valor lo que de verdad lo tiene.


Y podamos así, encontrar todos lo bonito de lo básico.


B.B.




1 commentaire


No se puede ser siempre trascendente, la frivolidad bien medida es medicinal.

J'aime
bottom of page