Los cuatro acuerdos
- lobonitodelobasico
- 13 may 2020
- 4 Min. de lectura

A pesar de tener un libro electrónico, me encantan los libros en papel, su olor, pasar las páginas, y cuando son de psicología, desarrollo personal o similar, además me encanta subrayar, hacer notas, avanzar, retroceder…
Acabo de leer el libro “Los cuatro acuerdos” del Dr. Miguel Ruiz.
Siempre he pensado que los libros te cuentan una historia, pero creo que depende de la persona, del momento, etc., pueden cobrar diferente significado.
No es mi objetivo “destripar” este libro, sino compartir con vosotros mis impresiones, y si os animáis a leerlo, ver qué historia os cuenta. No es muy largo, y aunque a ratos es un poco abstracto, es fácil de entender la idea que el autor quiere transmitir y, seguro, os hace reflexionar (o por lo menos a mí me ha “zarandeado” un poco).
¿De qué va?
Pues, efectivamente, de intentar vivir según cuatro acuerdos.
Los siguientes:

¿A qué se refiere? Pues básicamente a que por medio de las palabras creamos opiniones, ideas y que, si nos las llegamos a creer, las convertimos en creencias.
Esto a priori, no tendría mayor importancia, solo dependerá del uso que hagamos de ellas para que sean “potenciadoras” o “limitadoras” (si creemos que no somos capaces de hacer algo, sencillamente no conseguiremos hacerlo, ¿entendéis su poder?).
Por esta razón tenemos que tener especial cuidado con las palabras que usamos, tanto para hablar con los demás, como para hablar con nosotros mismos.
Las palabras son una FUERZA; un “poder que emana de nuestra boca” … y pueden hacernos sentir bien o mal; podemos limitarnos y limitar.
Tenemos que ser responsables de nuestros actos, sin juzgarnos, ni culparnos, de manera que no nos hagan sufrir, ya que mientras gastamos tiempo pensando o lamentándonos de actos del pasado, perdemos tiempo de disfrutar del presente.
“Dite a ti mismo que eres una persona maravillosa, fantástica. Dite cuánto te amas. Utiliza las palabras para romper todos esos acuerdos que te hacen sufrir”

Creo que todos en algún momento, nos hemos sentido así y realmente desde esta perspectiva te sientes RIDÍCULO (yo lo siento).
El autor plantea que tomarse las cosas personalmente es la “EXPRESIÓN MÁXIMA DEL EGOÍSMO, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor”.
¡Toma ya! ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo?
Cuando hacemos una montaña de un grano de arena, es porque necesitamos demostrar que tenemos razón y que los demás están equivocados.
Y sí que puede tener razón…En un montón de situaciones, parece que sentimos la necesidad de convencer, imponer, etc. al otro nuestro modo de pensar.
Pero ¿por qué?
Cuando nos sentimos molestos por lo que otra persona ha dicho o hecho, no somos conscientes que, en realidad, la manera en qué esta persona habla, se comporta, solo habla de sí misma, no de nosotros.
No deben de afectarnos los comentarios negativos y tampoco los positivos (curioso, ¿verdad?), porque si dejamos que nos afecten, le damos al otro la opción de juzgarnos, de decirnos quiénes somos, y nuestro bienestar entonces pasa a depender de los demás (¿estúpido, no?)
Esto no es un problema de confianza en los demás, sino que, al tener diferentes ojos, tenemos que ACEPTAR que tenemos diferentes historias y vivencias que condicionan nuestro modo de entender el mundo y a los demás ahora.

“Tendemos a hacer suposiciones, sobre TODO. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos ES CIERTO (…) nos lo tomamos personalmente y acabamos haciendo un gran DRAMA”
Brutal.
Damos por sentado que todo el mundo piensa como nosotros, y no “caemos” en que lo que consideramos LA verdad, es SOLO NUESTRA verdad.
Esto significaría que, en ocasiones, puede que nos falte información, pero no preguntaríamos porque nos daría miedo.
Miedo. (¿Cuántas cosas dejamos de hacer por miedo? Miedos, ¡tantas veces irracionales!, ¿os habéis parado a pensar en cómo nos limitan? Puf!)
Debemos de encontrar nuestra voz, nuestro espacio, NUESTRO MOMENTO para preguntar a los demás, pero sobre todo A NOSOTROS MISMOS.
“Si me amas tal como soy, muy bien, tómame. Si no me amas tal como soy, muy bien, adiós (…) Quizás suene duro, pero este tipo de comunicación significa que los acuerdos personales que establecemos con los demás son claros e impecables”

“Independientemente del resultado, sigue haciendo siempre lo que máximo que puedas”
Cuando te excedes, gastas más energía de la necesaria, te agotas, y si haces menos de lo que puedes, aparecen los sentimientos negativos como la frustración, culpa, etc. En ambos casos, VAS CONTRA TI MISMO.
Siempre que haces lo que puedes, estás actuando, en movimiento, por la voluntad de hacerlo, sin esperar a cambio ninguna recompensa.
¡No necesitamos probar nada a los demás!
Espero que no os haya parecido una "flipada" todo lo que os he contado, solo creo que nos viene bien pararnos a reflexionar; sobre aquello que hacemos bien, lo que podríamos hacer mejor, aquello que nos duele o afecta… reforzar lo que consideremos que es positivo e intentar eliminar aquello que nos hace sufrir.
Es cierto que a veces es difícil “bajar” de lo abstracto a lo “terrenal”, pero como os comentaba al principio, a cada uno, el contenido de este libro le llevará a conclusiones diferentes, o a ninguna directamente, porque pensaréis que no va con vosotros. A mí me gusta pensar que en todas partes puedo encontrar algo nuevo que aprender.
También es cierto que hacer “todo al pie de la letra” es imposible, que son mil las responsabilidades que tenemos, mucho estrés, mil cosas a las que atender, que somos humanos e imperfectos…Si, a todo si, tenéis razón, pero también es cierto que la mente como el cuerpo se ejercita, y que todo se puede aprender, poco a poco. No debemos desanimarnos, ¡con intentarlo ya lo estamos haciendo!... y si después de intentarlo, no sentimos ningún beneficio, o creemos que el coste de ponerlo en funcionamiento es mayor que la ganancia… Bye! Como ya os he dicho, a cada uno nos funcionan cosas diferentes.
¿Significa que tenemos que ir a nuestra bola pasando de los demás? Todo lo contrario, la idea es que, si nos sentimos bien con nosotros mismos, nos sentimos bien con los demás porque igual que dejamos de juzgarnos, dejamos de juzgar. Cuidándote tú, cuidas a los demás.
Estoy convencida que a todos nos hace bien ser sinceros con nosotros mismos y ser conscientes de que somos responsables de nuestras vidas. Por desgracia, no siempre de lo que nos pasa, pero sí de cómo lo afrontamos o gestionamos.
Os lo digo a vosotros, y me lo digo a mi misma.
Creo que no tenemos que darnos tanta importancia y empezar a ver las cosas con más sentido del humor…podría ser un buen punto de partida.
¿Qué os parece?
Un abrazo!
B.B.
Comentários