Orden de prioridades

Hoy no quería ponerme muy filosófica, pero es que la semana ha sido complicada.

La situación laboral que atravieso no es fácil, pero esta semana parece que las cosas han empeorado aún más. Soy una persona que se toma muy en serio su trabajo y tanto en la vida, como en el trabajo, me gusta actuar siendo fiel a mis principios y convicciones. El problema es que cuando eres una persona recta, a la que no le asusta la verdad y quieres ser honesta porque sientes la responsabilidad del puesto que ocupas, puedes resultar una persona molesta. Y bueno, a consecuencia de mi comportamiento, estoy sufriendo unas duras consecuencias.

En ocasiones, por tener la conciencia tranquila, podemos pagar un precio muy alto, por desgracia. Hay gente que intenta sobrevivir, mantener su status, haciendo lo que haga falta y llevándose por el camino a quién sea pertinente, y no solo acaba perdiendo su dignidad, sino que le resulta molesta la gente que aún la mantiene, porque pone negro sobre blanco que vive de espaldas a su conciencia. Algo duro de asumir.

Llega un momento que, a nivel laboral, cuando ya llevas una mochila llena de experiencias, conocimientos y certezas, necesitas evidencias, debates, discusiones, que puedan convencerte de que algo no es del color que es. Curiosamente has aprendido a ver toda la gama de grises entre el blanco y el negro, sueles ser más flexible y eres capaz de entender y asumir más supuestos y circunstancias. Pero con profesionales consolidados es fundamental ejercer un liderazgo consciente, participativo, colaborador…en el momento en que un superior acude al poder que le otorga su posición, pierde toda la capacidad de influencia que en realidad tenía sobre sus subordinados y quedan evidentes todas sus carencias.

Estaba yo con la preocupación de mi futuro laboral más próximo (que estoy tramando algo, pero necesito más tiempo para contaros cositas), cuando el viernes me llevé un susto de salud de los muuuuy gordos. Afortunadamente, la cuestión no fue grave, pero el susto no me lo quitó nadie.

Otra vez todo se volvió a recolocar.

Antes de ir al médico, no podía dejar de pensar en mis hijos, y lo del trabajo me parecía una tontería, y no podía imaginar el tiempo que había estado perdiendo por algo que, en realidad, no me estaba importando a la hora de la verdad.

Pensé en las personas que me consuelan con su mera presencia y que, durante toda la semana, entre una cosa y la otra, no han parado de decirme que no pasaba nada, que lo primero era mi bienestar.

Los cuento con los dedos de una mano, pero es que no necesito más.

Mis padres. Os quiero.

Mi hermano. Tu sentido pragmático de la vida me ayuda tanto. Te quiero infinito.

Mi marido, mi Mark Darcy particular. Gracias por no soltarme de la mano y recordarme con hechos porque juntos es mejor. I love you so much 💖

Ayer cuando desperté, no me preocupé de las camas, de barrer, de recoger el desayuno, etc.,…escuchamos, cantamos y bailamos, Hakuna Matata y “ningún problema debe hacerte sufrir”, “Busca lo más vital” (no más), y jugamos a las muñecas juntos en la alfombra de la peque.

Los toqué, los besé, los cosquilleé…y otra vez, el orden de prioridades se estableció de manera natural.

Y pensé en los valores que nos han inculcado mis padres, tanto a mi hermano como a mí y que, aunque a veces nos puedan haber jugado una mala pasada, no pienso renunciar a ellos, porque creer en la palabra de los demás y confiar en su buena intención, no habla de lo tonta que soy yo, sino del tipo de persona que es, quien no cumple su palabra y hiere conscientemente a otros.

Espero poder contaros cosas más divertidas pronto, pero las cosas vienen como vienen.

Un abrazo fuerte.

B.B.