¿Perdida?
- lobonitodelobasico
- 11 jun 2020
- 3 Min. de lectura

Hoy, después de meses sin salir de casa sola, he ido con el coche a comprar “al Carrefour”.
Desde la casita nunca había llegado a ir por lo que no conocía el camino.
He pedido algunas indicaciones en casa, pero para ser honesta, os confesaré que no he hecho mucho caso (he puesto cara de que sí, pero en realidad estaba pensando en mis cosas). Me daba entre canguelo salir a la civilización, coger el coche otra vez, uuff… y como ilusión, exactamente por el mismo motivo…era un poco conflicto atracción-evitación, que dicen los expertos. Total, que no sé si es que estaba optimista porque iba a estar un rato sola, o que, que me he venido arriba y me he dicho a mí misma: “Has parido dos veces, ¿no vas saber llegar a Carrefour?”. En plan: “Seguidme, conozco el camino” (así soy yo) 😎
En fin, que he empezado la ruta.
Antes de seguir os tengo que aclarar dos aspectos, para que podáis encontrarle sentido a la historia:
a) Soy muy LITERAL: o obediente, como le queráis llamar. Entiendo que todas las palabras tienen un sentido en la frase y las tomo al pie de la letra.
b) Me oriento mal no, PEOR.
Resumiendo: he tardado en hacer un camino de unos quince-veinte minutos, alrededor de cuarenta y cinco-cincuenta. Lo gracioso es que tengo la certeza de haberme perdido al ir, pero la sospecha de que también al volver.
Mi marido me ha dicho:
“De camino a Valencia, coges la salida a Sagunto, e inmediatamente te vuelves a desviar al Puerto de Sagunto”.
¿Qué he hecho yo? Seguir “de pe a pa” las instrucciones. Tanto es así, que he parado cuando la única opción era entrar (literalmente) en el mismo Puerto de Sagunto, pero la parte industrial, claro (no el puerto marinero)
Curiosamente iba tan "a gustito" conduciendo, que estaba hasta contenta. Miraba el paisaje mientras daba vueltas concéntricas a Sagunto y alrededores, y me acordaba de las “jugarretas” que mi sentido arácnido de la orientación me ha jugado en el pasado.
La vez que para ir a Cullera casi acabo en Albacete... mientras iba por la autovía viendo como dejaba atrás la montaña donde pone Cullera (tardamos en llegar hora y cuarto). Iba con mi amiga Abbie, más americana que la Coca Cola, pero con los conocimientos de español suficientes para ver cómo nos alejábamos del que se supone que era nuestro destino. La pobre no me quería poner más nerviosa, pero yo la veía por el rabillo del ojo, girar la cabeza hacia atrás y levantar el "dedito" en plan ET.
Cuando tuve que ir a Torrente a llevar el coche a revisión, y casi acabo en Cuenca. Tardé cuarenta y cinco minutos y no solo no llegué a destino a tiempo, sino que acabé entrando por la entrada a Valencia contraria a la que había salido.
Os lo cuento y seguro que os partís pero yo, mientras tanto, bajaba a todos los santos del santoral (angelitos).
Hoy ha sido diferente.
He tomado mi pérdida como una oportunidad para encontrarme, disfrutar de mi misma, airearme. Me he acordado del Post del otro día en el que hablaba de la reconciliación con uno mismo, y me he reído al pensar que hace tiempo que acepté que, en coche, me oriento fatal, pero ¿y qué?... Gracias a mi particularidad, y a la cantidad de kilómetros que he hecho de más a lo largo de mi vida por no saber encontrar el camino correcto, he amenizado cantidad de sobremesas en mi casa y he sido objeto de chiste en otras tantas ocasiones. Pero lo cierto es que a mí me da igual.
Os puedo decir que mi viaje hacía y por el hipermercado ha sido un chute de energía. He sentido que estaba paseando como por la Quinta Avenida…he mirado libros, tontunas varias, y ha sido muy liberador.
De nuevo algo que me lleva al valor de lo pequeño😜 y como cualquier situación, es buen momento para disfrutar de estar contigo misma; algo tan necesario, como divertido o incluso sanador.
B.B.
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