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Sin noticias de Gurb

Actualizado: 7 ago 2020



No recuerdo escenas concretas, pero si la sensación que tenía al leerlo. Se supone que era obligado en el instituto, pero la verdad es que me lo pasaba tan bien, que recuerdo la impaciencia de buscar un rato para seguir leyendo y como me reía cuando por fin podía ponerme a leer. Supongo que los que tengáis más o menos mi edad, sabréis de que libro hablo y lo bien que escribe Eduardo Mendoza, y los que no sepáis exactamente de qué estoy hablando, por favor, no perdáis tiempo y leedlo . No os defraudará.


Gurb es un marciano que se pierde en Barcelona con la apariencia de Marta Sánchez y viene a buscarlo otro, mientras éste último va contando en su diario toda la clase de peripecias que vive persiguiendo su rastro.


Con este pequeño resumen no os desvelo la trama del libro, pero os doy una pequeña muestra de lo rocambolesco de la historia y os sirve, seguro, para haceros una idea de lo peliculero que puede ser el libro.


Así me siento yo, más o menos, desde que dio comienzo el confinamiento. Como un marciano con apariencia de Marta Sánchez.


Sin entender nada.


Ayer leía una noticia en el IG de Malas Madres cuyo titular era el siguiente: “El impacto del COVID-19 en la educación podría desperdiciar un gran potencial humano y revertir un gran potencial humano y décadas de progreso” y sigue “la pandemia del coronavirus ha afectado a más de 1.500 millones de estudiantes en el mundo y ha exacerbado las desigualdades en la esfera de la educación. El titular de la ONU afirma que las decisiones que se tomen ahora al respecto tendrán un efecto duradero en cientos de millones de personas y en el desarrollo de sus países (…) Nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas


¿En serio? ¿Una institución como la ONU ha tenido que llegar a decir eso?


Tuve la oportunidad de visitar la ONU en mi primer viaje a Nueva York y la verdad es que me impactó. Todo allí tiene una historia y su porqué. Tanto simbolismo me sobrecogió; por la labor positiva que se podía llegar a hacer allí, pero también por todas las historias de las que había algún tipo de testimonio en sus instalaciones. Estamos hablando de guerras, conflictos internacionales, bombas atómicas, etc.


Se tiene que invertir en prevención.


Tiene que trabajarse en poder ofrecer la mejor atención médica a nuestros enfermos.


Creo que de alguna manera tiene que reactivarse la economía porque tan importante es no morirse del virus, como no morirse de hambre. Al ver las colas delante de los bancos de alimentos y similares, de verdad, que se me cae el alma a los pies. Así que entiendo perfectamente que se dedique tiempo y recursos para tratar de solucionar toda esta problemática.


Lo entiendo todo.


Pero pienso en nuestros hijos y creo que son los grandes olvidados.


Ya no estoy hablando de cómo nos ha afectado a los padres esta situación sin cole, estoy hablando de como el confinamiento les ha afectado a ellos, y no puedo creer que nadie con un mínimo sentido común se haya parado a pensar en su bienestar, tanto físico como emocional, y que sea una institución como la ONU, la tenga que hacer este tipo de declaraciones.


¿Nadie más piensa en esto?


Este confinamiento me ha supuesto un duro cara a cara con la frustración.


Frustración por muchas cosas, pero la principal, por darme cuenta que la felicidad y bienestar de mis hijos no pasa sólo por mí. Y que, aunque lo intente todo, no es suficiente.


Necesitan el contacto con iguales.


Necesitan aprender de iguales.


Necesitan gestionar emociones.


Necesitan afrontar y solucionar sus conflictos.


Necesitan ser independientes.


Necesitan conocer gente distinta.


Un aprendizaje que se propicia en un entorno educativo y en otras actividades.


La familia no deja de ser cómo un laboratorio de pruebas donde se aprenden mediante el ejemplo; valores, creencias, etc… pero es necesario tener la oportunidad de poner a prueba los conocimientos adquiridos en casa, en la vida real.


Si a esto le sumamos qué en septiembre hará seis meses que nuestros hijos se encuentran en esta situación, y que los padres tenemos nuestras limitaciones tanto a nivel físico como emocional (yo cada día me voy a la cama con un tremendo cargo de conciencia pensando en que podría haber tenido más paciencia y haberlo hecho mejor😣 ), pienso en lo necesaria que es la vuelta al cole, para que cuanto antes puedan retomar su vida, su aprendizaje y puedan poco a poco sanar las posibles secuelas que este período de tiempo les haya podido causar.


Quiero pensar que su capacidad infinita de aprendizaje y adaptación les ayudará a superar esta situación y que pronto algunos, dependiendo de la edad, puede que ni se acuerden.


Pero sobre todo, me gustaría que las personas e instituciones que tienen algún tipo de competencia en educación se tomen realmente en serio a nuestros jóvenes y pequeños, porque para que puedan ser nuestro futuro, debemos cuidar de su presente.


Un abrazo,


Marta Sánchez

2 comentarios


Querida Mónica Naranjo, si los profesores , maestros y jefazos, tuvieran la mitad de vocación que tú, la Nasa sería española. Gracias por ser tan tú en el desempeño de tú trabajo. Os debemos mucho ♥️

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Totalmente de acuerdo,mi querida tiparraca. La escuela es necesaria no sólo en cuanto a aprendizajes instrumentales, sino en toda clase de habilidades sociales, actitudes, costumbres de otros países, control de frustraciones...en fin...Se despide, Mónica Naranjo😚

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