Zona de confort
- lobonitodelobasico
- 24 ago 2020
- 4 Min. de lectura

Por contra a gran parte de mi familia, yo siempre he sido de tensión baja. Esto en principio es bueno para la salud, puesto que la circulación sanguínea no ejerce tanta presión sobre el sistema circulatorio. El problema es que cuando hace calor, tienes hambre o similar, te empiezas a poner blanca como la pared, empiezas a perder fuerzas poco a poco y te vas a apagando como una vela. Mi médico de cabecera de toda la vida, me recetó lo que para todos sería un sueño, y fue que cuando me diera la pájara, me tomara Coca-Cola y/o saladitos😎
Esto suponía que el invierno lo pasaba tan ricamente, pero en verano, había horas del día que intentaba no salir, o ir por la sombra porque me quedaba en el sitio. Yo era de las que iba a caminar a la playa bien prontito por la orilla y algunos días, debajo de una sombrilla me ponía a leer. Lo cierto es que el calor y el sol me fue afectando de manera gradual en mayor medida, de hecho, mis amigas sabían que sin sombrilla no podían contar conmigo. Aún me acuerdo un día que me fui a la playa con mi amiga Elena, a tomar el sol, y no solo no me puse protector, sino que me puse bronceador de esos, de zanahoria…imaginaos el percal! Yo creo que pillé una insolación como la copa de un pino. Me puse roja como un pimiento y tuve dolor de cabeza durante varios días.

(esta debería ser yo)
Tanto mi madre como mi tía, siempre han sufrido mucho con el calor, cada año más. Mi tía, de hecho, desde hace unos años no puede tomar el sol porque le salen como erupciones en la piel. Como en casa somos unas teatreras, yo me partía de la risa, cuando mi tía en pleno verano decía que era el último agosto que pasaba en Valencia, que el siguiente se iba a Groenlandia. Ella lo decía en serio, claro, y yo pensaba que "qué loca más graciosa".
Pero este verano yo también me hubiera ido a Groenlandia.
Mi padre se pone a murmurar cada vez que me ve las piernas, porque no pueden estar más blancas, que junto a la masacre de moscas y avispas, me han dejado canela en rama.
No soporto el sol.
No soporto el calor.
Me empieza a sudar todo lo sudable y me pongo de una mala leche máxima.
Es por eso que me ha causado tanta fascinación esta planta que compré. La chica de la tienda me dijo que quería mucho sol…yo me quedé murmurando, como por lo bajini, que sí, que seguro…pensaba, esta no me conoce a mí…no he llegado a casa y ya la he matado.
No os puedo enseñar fotos bonitas de mi balcón porque son la viva imagen de su dueña. Están pasaditas las pobres. Creo que se salvarán, pero vamos, que han estado a punto de marcharse al otro barrio. Mientras estas pobres sobreviven como pueden, la Dipladenia luce preciosa como si nada.
Yo me descubro regándola fascinada. Está tan fuerte, tan frondosa, tan lucidora que no me lo puedo ni creer. Me parece mágico que con la temperatura que está haciendo, al sol todo el día, vaya creciendo de esta manera.
No sé por qué pensé, que podía ser un ejemplo de resiliencia…que debía de acordarme de esta preciosa planta cuando me diera algún bajonazo porque, pese a unas condiciones que pueden considerarse adversas, ella ha encontrado su manera de crecer y lucir bella.
Ahí andaba yo filosofando cuando hoy de repente he caído en qué no…en que luce de esta manera porque está en SUS condiciones óptimas y esto me ha hecho pensar en dos cosas:
La importancia de estar en un entorno que facilite nuestro crecimiento y desarrollo. A la Dipladenia la llevamos con mi tía a Groenlandia y seguramente no aguantaría ni el viaje.
Y qué la situación idónea va por barrios…si a mí me dejan todo el día al sol, me matan, pero resulta que esta parece que está en un resort.
¿Hay que salir de la zona de confort?
Sí.
Lo dicen todos los especialistas.

Salir del espacio en el que nos sentimos cómodos y seguros, nos puede hacer crecer de un modo que desconocemos y que no podría producirse de otra manera.
Nos creemos y convencemos, que estar en esta zona es positivo, y sí, lo que nos da es seguridad, pero quizás no es lo mejor para nosotros.
¿pero a cualquier precio?
¿en cualquier situación?
¿obtendremos resultados pronto?
¿será fácil?
No.
Siempre se dice que los objetivos que nos marquemos deben seguir varias reglas y es que deben ser:

La idea es que tienes que establecer un plan, que sea asumible de manera que no te desanimes, que puedas saber que estás mejorando de manera objetiva (con datos), y que vayas viendo resultados poco a poco, de manera estos te vayan motivando para conseguir la meta final.
Luego te das cuenta que, a veces, lo importante no ha sido la meta final, sino que lo que más satisfacción te ha dado es ser artífice de tu propio desarrollo.
Todo este rollaco para deciros que tenemos que trabajar duro por conseguir lo que queremos, pero que a veces, por diferentes circunstancias, no es viable o no es posible, aquí y ahora, o nunca.
Y no por esto tenemos que desanimarnos, más bien al contrario, tenemos que aceptar, seguir con más fuerza, cambiar de objetivo…serán tantas opciones como situaciones podamos encontrar.
Solo tenemos que afinar, tener confianza y ser honestos con nosotros mismos.
No quiero dejar de poneros este vídeo con el que me he encontrado, que me ha encantado y explica super genial el tema de la zona de Confort.
Un abrazo.
B.B.
Super interesante y muy clarificador,,me encanta, muchas gracias Isabel.
Chulisimo el vídeo.